Conoce al cerdo pelón mexicano, una raza única originada o fundada en Yucatán desde el año 2003, de los cerdos criollos mexicanos que se fueron desarrollando en Mexico durante los últimos 500 años, la cual se conserva en su estado original! Definida por un patrón racial con características de alto valor de su carne.
Estos cerdos tienen una historia fascinante. Ya que su genética contempla características de cerdos que se usaron durante los últimos cinco siglos en México y Yucatán y hoy en día, la mayoría de la población en pureza de raza se encuentran en la península de Yucatán, donde se conservan en reservas especiales.
Lo que hace especial al cerdo pelón es su resistencia y su capacidad para sobrevivir aprovechando una gran variedad de plantas endémicas de Yucatán y México, que enriquecen su alimentación y calidad de los productos ofertados, aunque el buen sabor de su carne lo propicia la pureza de raza, siempre y cuando dichos alimentos satisfagan los requerimientos nutricionales que demanda su genética. Esta carne está libre de antibióticos y promotores de crecimiento que no son necesarios en la alimentación de estos cerdos, por lo que la hace más saludable.
El estilo de vida de estos cerdos también es diferente. Se crían de una manera que reduce su estrés, lo que afecta positivamente el sabor de su carne, haciéndola ideal para platos como la cochinita pibil.
Aunque son una parte importante de la economía de Yucatán, la raza está en peligro de extinción, con solo alrededor de mil individuos restantes. El cruce con otras razas y los cambios en su crianza tradicional son algunas de las razones detrás de esta baja poblacional.
El cerdo pelón mexicano tiene un sistema de producción tradicional. Cada camada produce seis cerditos, que se destetan alrededor de los 45 días. Las cerdas pueden tener hasta dos camadas al año, y los cerdos son vendibles a los siete meses de edad.
Durante la temporada de lluvias, pueden pastar, pero en la sequía, se alimentan de forraje de árbol o jugo de caña de azúcar. Sin embargo, necesitan bastante espacio: 5 hectáreas para un macho y 26 hembras.
Recuperar esta raza no solo ayuda a preservarla, sino que también promueve la soberanía alimentaria y un método de cría respetuoso con el medio ambiente.